That promise of endless love.
Satisfacer las necesidades de los demás pero nunca las mías es lo que mejor se hacer. Un infinito deseo de socorrer a todos, de ayudarles, de hacerles sentir mejor en este mundo pero nunca tratar de hacerme eso, es una de mis mejores cualidades. El constante devenir de la vida me ha enseñado a que nada es igual, que todo fluctúa, que todo cambia. El tiempo pasó, y yo pasé con el. Las ganas imperantes que tenía en ese momento de hacer lo que siempre me había prometido no-hacer y la lóbrega vida en la que estoy sumergido desde hace varios meses, me llevaron a hacer lo que hice. Lo socialmente negado, lo moralmente impensado, en ocasiones, son la mejor salida para la rutina monótona y clásica de las acciones repetitivas que hago: estudiar, comer, entrenar, correr, jugar... y así todo de nuevo todos los días... todo lo mismo. Pero por más que realice tales actividades que se repiten una y otra y otra vez, hay una que, si bien se repite, me atormenta más que todas las demás y que m...