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That promise of endless love.

Satisfacer las necesidades de los demás pero nunca las mías es lo que mejor se hacer. Un infinito deseo de socorrer a todos, de ayudarles, de hacerles sentir mejor en este mundo pero nunca tratar de hacerme eso, es una de mis mejores cualidades. El constante devenir de la vida me ha enseñado a que nada es igual, que todo fluctúa, que todo cambia. El tiempo pasó, y yo pasé con el. Las ganas imperantes que tenía en ese momento de hacer lo que siempre me había prometido no-hacer y la lóbrega vida en la que estoy sumergido desde hace varios meses, me llevaron a hacer lo que hice. Lo socialmente negado, lo moralmente impensado, en ocasiones, son la mejor salida para la rutina monótona y clásica de las acciones repetitivas que hago: estudiar, comer, entrenar, correr, jugar... y así todo de nuevo todos los días... todo lo mismo. Pero por más que realice tales actividades que se repiten una y otra y otra vez, hay una que, si bien se repite, me atormenta más que todas las demás y que m...

La auto-sugestión política colombiana.

Muchos se preguntarán que tienen en común un término psíquico con otro que es más bien distinto al tema en cuestión, no son muy distintos y aquí está el porqué.  Sería muy sencillo, para uno, decírse en momentos de calor infernal palabras tales como "¡qué frío el que hace!" o "No está haciendo calor" para tratar de sugestionar la mente, así forzar al cuerpo a que reaccioné ante tales palabras y dando así el resultado que queremos con la sugestión, ese sería un tipo de autosugestión voluntaria. Dándonos fuerzas y ánimos para que se logre algo que queremos. Y al parecer, en las cátedras académicas que les dan a los Gobernantes -al menos en su mayoría para no totalizar las cosas- también se enseñan las técnicas de autosugestión. Es un procedimiento que, como es de sencillo, es de profundo. No teniendo las suficientes bases psíquico-psiquiátricas como para argumentar si las técnicas hechas para la misma son buenas o malas, si son falibles o infalibles, me centr...

Anacronía.

Y así acabaron sus vidas anacrónicamente opuestas, en un vaivén  de dudas imposibles de resolver. "Y si cuándo yo esté muerto, te mato?" era una duda tormentosa pero increíble. Era impresionante ver como el amor puro que ella le brindaba a él, era correspondido con odio y con asco que él sentía por ella. Él la odiaba y quería morir para matarla, ya que sabía que ella moriría al verlo morir. Ese juego de palabras le gustaba. Imaginarse morir era un placer infinito. Ella solo pensaba en amarlo, en él hallaba ella su felicidad. En ella, hallaba él el motivo perfecto para morir. No vivir no es morir. Todo se confabulaba para poder que se cumpliera su mayor anhelo: el cese de la respiración, esa última exhalación que esa opresión femenina que no lo dejaba morir en paz. Si morir es vivir, él quería vivir ya. Se sentía solo, rodeado de desolación, ella solo vale insultos, desgracias y abandono; él merece su amor. Él es ella, él es todo: ella es nada, ella es nadie. Todos impo...

Que cobarde fui..

Es triste ver como la gente sigue fehacientemente a un par de ignorantes que lo único que hacen es engañarlos con la promesa de la salvación. La Iglesia es la institución más rica de todo el mundo, es la que tiene más seguidores y es la empresa que más libros ha vendido: La Biblia. Para no tenerme que ir hasta el Vaticano, decidí emprender un viaje hasta el Municipio de Buga en el Departamento del Valle del Cauca, había escuchado que era un lugar de peregrinación, donde los pecadores van a arrepentirse y pagar las Indulgencias por sus errores cometidos, no creía que la Iglesia los siguiera cobrando, pensé. Tras un largo y agotador viaje, llegue a ese tal "Señor de los Milagros" y me dije: si verdaderamente existieran los milagros, tendría en mis manos una botella con agua, pero no, no llegó como por arte de magia. Dios es capaz de hacer que la Virgen María sufra de un embarazo sicológico y que le nazca un niño de su vientre así de la nada, pero no es capaz de darme un vaso c...

La navidad es por antonomasia un sueño.

Una navidad más, quizás una navidad menos. No todos los recuerdos son hermosos en éstas fechas tan especiales para unos y tristes para tantos. Son recuerdos absurdos de esa tarde, de esas noches, de esas pernoctadas sin sentido en las cuales esas reminiscencias hieren en el alma como un golpe en el corazón. Los recuerdos mantienen vivas esas ganas de sentir dolor o felicidad, cualquiera de las dos, pero que hace que sean estados de la mente, la que nos miente diciéndonos que todo estará bien. Son los finales, todos los finales los que duelen. No importa, sea cual sea duele que sea un final; pero estoy tan acostumbrado a los finales dolorosos que mi mente ya no se preocupa porque sea un final o un nuevo comienzo. Odio los 31 de diciembre, pero más que odiar esa fecha, odio es la manera como se celebran. La falsa hipocresía que hace que odien en silencio pero se den abrazos calurosos llenos de ira, rabia pero que por ser esa misma fecha, se disfrazan de amistad, quizás hasta de amor...