Que cobarde fui..
Es triste ver como la gente sigue fehacientemente a un par de ignorantes que lo único que hacen es engañarlos con la promesa de la salvación. La Iglesia es la institución más rica de todo el mundo, es la que tiene más seguidores y es la empresa que más libros ha vendido: La Biblia. Para no tenerme que ir hasta el Vaticano, decidí emprender un viaje hasta el Municipio de Buga en el Departamento del Valle del Cauca, había escuchado que era un lugar de peregrinación, donde los pecadores van a arrepentirse y pagar las Indulgencias por sus errores cometidos, no creía que la Iglesia los siguiera cobrando, pensé. Tras un largo y agotador viaje, llegue a ese tal "Señor de los Milagros" y me dije: si verdaderamente existieran los milagros, tendría en mis manos una botella con agua, pero no, no llegó como por arte de magia. Dios es capaz de hacer que la Virgen María sufra de un embarazo sicológico y que le nazca un niño de su vientre así de la nada, pero no es capaz de darme un vaso con agua, que injusticia.
Atestado de gente, el sitio sufre de un calor infernal. Agradecí al Sacerdote Capitalista por haber puesto esos ventiladores -que tienen el tamaño de una turbina de avión- durante una larga y harta homilía, en las cuales me sentí la persona más imbécil del éste mundo. Veía a mi lado a una señora que rezaba con los ojos cerrados, casi estuve a punto de preguntarle que porque oraba con los ojos cerrados, pero me temía que me dijera que era un ateo. Mientras el Cura me regañaba por no creer diciendo: "la moral de Cristo es el camino de la salvación, los que no crean en él, morirán", solo sentía esa voz interna de mi mente que me decía "mátame, mátame calor". Era insoportable ese calor hediondo, nauseabundo y absurdo que hace en los pueblos calentanos. "Dios no tiene la culpa, igual él no existe" me dije y me sentí reconfortado. Al salir de la misa, me topé con una larga fila de dos cuadras, sinceramente creí que estaban dando agua y le agradecí al cielo por haber puesto en esa Iglesia, sacerdotes tan considerados con la gente, especialmente con los niños; pero no, ahí fue cuando me llevé otra decepción más de la Iglesia. Era una fila para ver a un tal "Jesús" dizque que yo había matado. Lo pueden creer? Yo? Haber matado a Dios? Otra injusticia para conmigo. Triste se puso mi cara. No pensé en eso, pensé mejor en la ética que tienen los vendedores que pagan tributo a la Iglesia para poder vender al lado de ella, pensé que serían honrados como los curas, honestos como el Papa. Otra decepción, me compré una lulada y adivinen? $5.000 PESOS! Iban 4 injusticias para con éste pobre ente, con ganas de aprender cada día más. Salí de esa plaza y había una misa campal, como me habían dicho que yo había asesinado a Dios, pensé en gritar como Zaratustra "yo maté a Dios" cuando hube inhalado para gritar, apareció la vigilancia privada del templo. Me asusté, que cobarde fui. La idea de que me violaran, me asesinaran o, en el mejor de los casos, me convirtieran al catolicismo, pudo más que mi ímpetu de gritar. Cuando estuve en Manizales, me sentí aliviado de haber ido a ese sitio y llegar con la misma mentalidad de siempre.
Que cobarde fui!
Creo que más de una vez me he sentido identificada, no he ido a Buga, pero no necesito ir tan lejos para que esos pensamientos que me recuerdan el porqué de mis no-creencias crucen mi mente.
ResponderBorrarFue por un paseo familiar que fui. Y comparto lo que dices, no hace falta ir tan lejos para darse cuenta de que eso pasa en la esquina.
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