La auto-sugestión política colombiana.
Muchos se preguntarán que tienen en común un término psíquico con otro que es más bien distinto al tema en cuestión, no son muy distintos y aquí está el porqué.
Sería muy sencillo, para uno, decírse en momentos de calor infernal palabras tales como "¡qué frío el que hace!" o "No está haciendo calor" para tratar de sugestionar la mente, así forzar al cuerpo a que reaccioné ante tales palabras y dando así el resultado que queremos con la sugestión, ese sería un tipo de autosugestión voluntaria. Dándonos fuerzas y ánimos para que se logre algo que queremos.
Y al parecer, en las cátedras académicas que les dan a los Gobernantes -al menos en su mayoría para no totalizar las cosas- también se enseñan las técnicas de autosugestión. Es un procedimiento que, como es de sencillo, es de profundo. No teniendo las suficientes bases psíquico-psiquiátricas como para argumentar si las técnicas hechas para la misma son buenas o malas, si son falibles o infalibles, me centraré en la realización de una comparación crítica con respecto a las aplicaciones que se tienen en el mundo de la politiquería colombiana.
Si tenemos en cuenta el significado que tiene la palabra "autosugestión" tendríamos que, primero, dar su significado:
"Autosugestión: Sugestión que nace espontáneamente en una persona, independientemente de toda influencia extraña "http://lema.rae.es/drae/?val=autosugesti%C3%B3n
Dado ésto, es menester aclarar algo que es diáfano para algunas personas pero no lo es mucho para otras tantas, y es que "cada pueblo tiene los gobernantes que merece" una frase que, aunque cliché, tiene toda la razón en esas pocas palabras.
Éste país, donde todos criticamos y ninguno hacemos nada, es uno de los más dotados de biodiversidad que se pueden encontrar en el mundo, pero, ¿qué es un país? No es más que una invención del hombre para poder delimitar el poder tanto suyo como del vecino. Colombia no es más que una invención en la mente de las personas del planeta, al igual que lo es Venezuela, México o Taipei. Nadie puede tocar una frontera ni un límite, no es más que algo metafísico, abstracto al mundo fenomenológico. Pero aún así se tienen como físicas y reales, se tienen como existentes y creadoras de reglas y trasgresiones. Un país que tiene, a su vez, bureaus y jerarquías que deben ser respetadas íntegramente para poder "garantizar" el órden de un territorio. Nadie puede tomar decisiones por su jefe, ni mandar contra él algo (al menos eso nos hacen creer que es lo correcto), algo que es dado por la burocracia.
Colombia es una nación que tiene los gobernantes que merece, sin duda alguna. Un país en el que prolifera la mediocridad y la hipocrecía, un país en el que vale más la seguridad de un rico que la vida de miles de pobres, un país en el que se defiende con todo el peso de la ley al acaudalado y se condena con todo el peso de la misma al más humilde, es en ese país ubicado en el extremo noroccidental de suramérica donde la vida de las personas no vale nada. Un campo minado en todos los puntos cardinales, en cada uno de sus municipios y veredas, en cada departamento, en cada rincón; minado de muchedumbre muriendo de hambre con un gobierno que anuncia en los canales más vistos -y más engañosos- en la geografía nacional a viva voz que la tasa de pobreza extrema se ha disminuido, que se ha generado empleo tanto en el campo y en la ciudad, que se han reducido los niveles de homicidios y de hurtos en las grandes urbes, un gobierno que nos miente. Y aún así las encuestas marcan que somos el país más feliz del mundo, uno de los que más sonríe. ¡Hipocrecía de la más pura! No se puede sonreír cuando hay tal desempleo que hay que rebuscarse la comida en la basura, no se puede ser feliz con miles de personas que prefieren ver los Realities Shows que leer, simplemente no se puede. No dejemos la lógica al lado, simplemente no se puede.
¿Para qué ser felices? Algo que es inalcanzable, algo que nos venden las grandes multinacionales las cuales son defendidas a capa y espada por el gobierno ante los reclamos del demos. La felicidad trae consigo la libertad del ser. No se puede ser libre cuando tenemos el yugo de la deuda externa, no se puede ser libre cuando no somos más que una colonia neo-liberal de los "grandes" dueños de corporaciones transnacionales. No podemos ser ajenos a ésta que es la realidad colombiana, una realidad que nos negamos cuando la tenemos frente a los ojos, una realidad que no queremos creer.
La autosugestión la hacen tanto los politiqueros como los habitantes de éste territorio. La hacen los politiqueros cuando se mienten diciéndose a sí mismos "estamos haciendo las cosas bien por el pueblo, estamos logrando lo que prometimos". La hacen las personas cuando se dicen "Somos el país más feliz del mundo" o "Vamos a elegir a los que nos gobiernan". ¡No hay mejor autosugestión que esa! La democracia, al igual que el comunismo, no es más que un ideal que nos venden. "Demos" pueblo "-cratos" forma de gobierno: "El Gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo" ¡MIERDA! Ideas, mentiras, sueños inalcanzables... Y seguimos sin saber que nosotros hacemos autosugestión. Es innegable que esa es la naturaleza intrínseca del humano, mentir. Engañarse para hacer sentir mejor al cuerpo, para calmar su ego, para no herir su más profundo sentimiento y que florezca el peor de los miedos: ser inservible antes las cosas y las personas.
Todo es mental, todo está en la cabeza de las personas. No hay nada en éste matadero de país, en este moridero, en éste basurero...
Hola, soy tu fan #1, me gustó mucho lo que escribiste, llámame.
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